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Calidad del aire en recintos cerrados con Bieito Silva de la empresa ACSOS

Nueva entrega de Tertulias Eléctricas con Bieito Silva de la consultora ACSOS para introducirnos en la calidad del aire en espacios cerrados.

En esta nueva entrega de Tertulias Eléctricas hablamos de la calidad del aire en recintos cerrados con Bieito Silva, director de la empresa ACSOS, consultoría perteneciente al Grupo Aire Limpio.

El principal objetivo de ACSOS es aportar las mediciones que conducen a la acreditación de las diferentes certificaciones relacionadas con la sostenibilidad y confort térmico, acústico, calidad del aire o de iluminación entre otros en diversos locales e inmuebles.

El aire suele encontrarse más viciado en ambientes cerrados que el aire existente en el exterior del propio inmueble, y en donde una correcta ventilación, un filtrado adecuado o una purificación del aire, se presume como las armas más sencillas e inmediatas para convertirlo en un «aire saludable».

¿De dónde llega esa contaminación del aire a los recintos cerrados? Nuestro invitado nos indica que la procedencia es diversa, se podría destacar los contaminantes procedentes del propio exterior del local (por ejemplo, la emitida por el tráfico), los productos químicos de limpieza que se utilicen habitualmente en el inmueble, de los materiales de construcción e incluso de la localización geográfica, aspecto este que influye en la contaminación por radón, circunstancia que tiene un origen netamente geológico y por tanto, es de origen natural.

El problema no está estrictamente provocado por un contaminante, sino que por ejemplo se está detectando un aire viciado debido a una presencia excesiva de CO2 que puede llegar a provocar problemas de sueño e influir en una menor capacidad de concentración entre las personas residentes o trabajadoras en el inmueble.

De hecho, si ya estamos hablando de contaminantes propiamente dichos, la presencia de cualquiera de ellos en el aire llevará irremediablemente asociada la aparición de patologías que pueden afectar no solo al confort, sino también a la propia salud de los usuarios del recinto. No es un tema menor, por la problemática que supone la afección de los contaminantes en la salud de las personas y también por los efectos en el rendimiento en el trabajo que pudieran producirse.

Una ventilación forzada o no forzada, es suficiente para mantener una adecuada calidad del aire en el inmueble, pero que dependiendo de otros factores, como pueden ser el propio uso del local, por ejemplo recintos sanitarios o locales de empresas dedicadas a la elaboración o venta de productos alimenticios, se convenga necesario realizar de forma añadida un filtrado del aire para la retención de partículas en suspensión o incluso una purificación del aire mediante luz ultravioleta, para de esta forma aniquilar a los microorganismos patógenos presentes en el aire

En un buen diseño de los elementos de ventilación hay que observar siempre el aspecto de la eficiencia energética, por razones obvias, se debe diseñar la ventilación de tal forma que no se vea comprometida gravemente el confort térmico del inmueble, y que no se haga necesario restaurar la temperatura ideal con un excesivo costo en climatización, tanto por lo que supone por los requerimientos de ahorro económico como por aquellos de compromiso con la sostenibilidad medioambiental y, en los últimos tiempos, incluso con la legislación.

Para realizar un adecuado control de la calidad del aire, la empresa de nuestro entrevistado propone dos propuestas, la primera sería una auditoría con mediciones «in situ» en el inmueble para conocer al detalle los contaminantes presentes en un momento concreto.

En un segundo procedimiento se propone una monitorización en tiempo real, obteniendo unos datos dinámicos que ya no son puntuales sino constantes a lo largo de un periodo de tiempo que se considere representativo. Estas mediciones son menos exactas que las de la auditoría presencial pero permiten estudiar variaciones en las medidas que abarcan un periodo de captación de datos mayor que con los obtenidos con la primera opción. Ambas estrategias, eso sí, no son excluyentes sino que serían perfectamente complementarias.

Lo que se busca es realizar mediciones homologadas que sirvan de aval para obtener las certificaciones de sostenibilidad o bien de salud y bienestar, que signifique declarar un cierto inmueble como un lugar que disfruta con un aire saludable.

Por ejemplo, con la certificación WELLS, se exige el control de diferentes parámetros relacionados con la salud y el bienestar.

Mientras que con las Certificaciones nos centramos más bien en los llamados parámetros de sostenibilidad.

Concretamente la certificación WELLS mide las partículas en suspensión, el ozono, el monóxido de Carbono, el dióxido de nitrógeno, el formaldehído, el radón entre otros contaminantes, y lo hace exigiendo unos límites que dependen del uso y de la localización geográfica del local que se analiza.

El resto de certificaciones avalan principalmente la sostenibilidad del inmueble, incluyendo en todas ellas un apartado específico para fiscalizar la calidad del aire controlando los niveles de prácticamente los mismos contaminantes que antes hemos indicado y que son analizados para la obtención de la certificación WELLS.

La empresa ACSOS aboga por la obtención de varias certificaciones simultáneas para sus clientes, porque realmente los parámetros que se auditan en varias de ellas son coincidentes. Y es, por ello, fácil y conveniente obtener varias certificaciones a partir de una misma toma de datos e informe.

Como conclusión final destacamos que el proceso técnico para asegurar un aire saludable en recintos cerrados se concreta en la realización de un análisis amplio de las medidas que nos asegure el bienestar y la salud de las personas tanto en los entornos residenciales como en los lugares de trabajo.

Y esta asunción de las medidas adecuadas de diseño y de corrección al respecto, conllevarán una mejora tanto de la salud como de la productividad, unos objetivos que indudablemente proyectan un enorme efecto positivo.

Medidas que no deberían ser puntuales, como bien termina matizando nuestro invitado, sino que se deberían presentar como acciones continuas a lo largo de toda la vida del inmueble. No podemos renunciar nunca a disfrutar de un aire limpio, ni en nuestras residencias particulares como tampoco en nuestros lugares de trabajo

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