A todos nos ha ocurrido estar en un local de ocio o restauración y comprobar con enfado la imposibilidad de mantener una conversación fluida con otra persona debido al ruido de fondo provocado por decenas de conversaciones ajenas a la nuestra.
También de todos son conocidos los problemas que surgen con los vecinos ante ruidos procedentes de locales no insonorizados correctamente.
También provocan irritación los problemas que surgen cuando una oficina o un local de venta al público, no se encuentra a salvo de los ruidos de la zona de producción de la propia empresa o de ruidos externos, dificultando el normal desarrollo de la actividad profesional o de ventas.
En los tres casos descritos hablaremos de solventar una cuestión derivada de un deficiente tratamiento de la acústica.
En la primera de las situaciones estaríamos ante un caso de carencia de un conveniente acondicionamiento acústico y en los otros dos, hablamos de la carestía de un adecuado aislamiento acústico.
De este tema precisamente de la acústica trata la nueva entrega de las «Tertulias Eléctricas» que presenta y dirige el Director de Formación de Todolux Joaquín Puerta y que esta vez cuenta como invitado a Manuel Taborga que ocupa el puesto de General Manager en la empresa dBcover Solutions.
Ambos contertulios nos introducirán -en la entrevista que podemos ver en el Canal de Youtube de «TodoLux»- en el interesante tema de «La Importancia del Aislamiento y del Acondicionamiento Acústico en Diseño de Interiores«, siendo no ajenas ambas cuestiones a regulaciones tanto técnicas como también legales.
En el caso del acondicionamiento acústico, hay que indicar que como, casi siempre sucede, resulta más eficiente y económico actuar en el diseño previo del recinto que posteriormente hacerlo una vez ya éste se encuentra construido. Nuestro invitado asegura que hasta en seis veces se puede abaratar una solución, si el estudio de la acústica forma parte del proyecto de construcción del local o vivienda desde su mismo inicio
Decididamente, la elección conveniente de la geometría del recinto y de los materiales utilizados, harán que el problema de la reverberación dentro del recinto se pueda minimizar al máximo, repercutiendo esto en el confort final de los usuarios que hagan vida o desarrollen su actividad laboral en él.
No hay que olvidar que en definitiva una onda sonora, es una perturbación mecánica que se transmite por presión por el aire, llevando consigo una energía que se atenúa de diferente manera, no exclusivamente por distancia entre el foco emisor y el receptor, sino también atendiendo al tipo de material con el que se encuentre en su trayectoria.
Esa energía de la onda deberá ser convertida en calor para que su trayectoria sea la deseada, es decir deberemos impedir en un principio (la intensidad de este proceso atenuador dependerá del uso que se le dé al recinto) que la onda siga rebotando en los materiales y que nos genere una reverberación en unos valores no deseados.
Lo que necesitamos por tanto, es que la energía de la onda se disipe en los materiales de aislamiento, según sea el uso final del recinto y de la necesidad de confort requerida de sus usuarios.
Hay que indicar, que una disipación total tampoco suele ser la deseada, ya que «necesitamos oírnos». Por ejemplo, en una cámara anecoica, utilizada en mediciones de ondas electromagnéticas procedentes de antenas, se absorbe toda la onda y el resultado es una reverberación prácticamente nula que se antoja incómoda para los oídos -y los cerebros- de las personas.
Precisamente esta conversión energética de la que hablamos, que implica una atenuación de la onda y un control de su reverberación, se desarrollará más eficientemente si los materiales utilizados en el diseño del recinto son porosos y más deficientemente si las características mecánicas de estos son las de ser de ser más compactos y rígidos, tal como sucede con el mármol, el cristal, el hormigón o la cerámica.
Es por ello por lo que la elección de los materiales adecuados en el diseño de un recinto resulta primordial en el resultado final de la obtención de una buena acústica, actuación que terminará repercutiendo, tal como se reitera varias veces en la entrevista, en la sensación de confort por parte de los usuarios que harán finalmente uso del mismo
Si no podemos actuar en la fase de diseño ¿Cómo podemos actuar?, es decir, ¿Que ocurrirá si el proyecto ya se encuentra implementado y queremos mejorar su acústica a posteriori?
Es entonces dónde interviene el ingeniero acústico que a partir de unos datos obtenidos a partir de las mediciones de un sonómetro o bien de los resultados procedentes de una simulación software, nos informará si estamos cumpliendo normativa y si se hace necesario actuar atendiendo el uso al que se dedique el recinto.
La solución habitual entonces será cambiar algún material del recinto, ya sea escayola, mármol, cristal u hormigón por otro material fonoabsorbente.
La mayoría de las veces se puede solucionar -o por lo menos, mitigar el problema- añadiendo este material al antiguo sin necesidad de sustituirlo. Se suele actuar sobre los techos, y no tanto sobre suelos, ya que habitualmente el uso de moquetas no se considera atractivo en nuestro entorno cultural.
En oficinas diáfanas, la solución a veces vendrá dada con la inclusión de separadores entre las zonas de trabajo del personal, o incluso actuando forrando con materiales fonoabsorventes la parte trasera del mobiliario.
Actualmente los materiales fonoabsorventes deben cumplir estándares muy estrictos ante incendios, y por tanto es imprescindible buscar que el material utilizado sea lo más ignífugo posible.
Otra tendencia necesaria es que ese material fonoabsorvente provenga del reciclaje de materiales plásticos, como pueden ser las botellas de PET.
Actualmente el producto que se obtiene de este reciclaje presenta una muy aceptable resistencia al fuego, se puede colorear, es muy conformable y es más resistente ante los actos vandálicos derivados del gusto que obtiene el ciudadano medio por introducir los dedos en un material esponjoso que se encuentre a su alcance.
Como resumen se insiste en la entrevista que para que una buena acústica de interiores sea una realidad, hay que actuar en el diseño, en la geometría del recinto -en deseable comunicación con el arquitecto-, en la elección de los acabados y de los materiales utilizados e incluso también en el diálogo para llegar a un compromiso con el decorador.
La entrevista de esta «Tertulia Eléctrica» finaliza con la exposición de un proyecto realizado en las propias instalaciones de la empresa del invitado, que nos puede resultar muy clarificador para comprender las ventajas que se obtienen actuando adecuadamente ante un problema de acústica deficiente, y de la repercusión que tiene esa actuación en el rendimiento diario de los trabajadores de la empresa.
