Centro Fotométrico y polución lumínica

Analizamos la importancia del Centro Fotométrico en la elección de luminarias en alumbrado público

Me encantan las estrellas. Bueno, ¿pero a quién no? Lo mío es de ir a hacerles fotos, de saber identificar las constelaciones, de tener Apps instaladas para predecir trayectorias e identificar cuerpos celestes, saber el nombre de las estrellas más significativas, y por supuesto las jugosas historias mitológicas asociadas a todo lo que allí arriba reposa: historias de diosas que convierten en animales espantosos a mujeres por celos, de dioses incapaces de contener su desbordada lujuria, de titanes que se enfrentan entre sí bajo la atenta mirada de dioses que también se enfrentan entre ellos y que poseen los mismos defectos que los humanos, pero magnificados. Empecé en mi más tierna infancia con una fuente muy fiable: Saint Seiya. ¿A quién se le ocurre abrir un aburrido libro sabiendo que por la tarde verás a los Caballeros del Zodiaco? Como muchos, crecí en una ciudad con mucha polución lumínica, y lo primero que hacía cuando salía de esa gran ciudad, era mirar al cielo, porque de repente, allí estaban todas. 

Los que os dedicáis al tema del alumbrado público ya tendréis claras las premisas: tipos de zonas, temperaturas de color bajas, flujos luminosos acordes con el entorno, y flujos al hemisferio superior (FHS) y de esto último es de lo que quiero hablar.

No sé si es casualidad, pero últimamente veo mucha publicidad y lanzamientos de líneas de luminarias clásicas en las que no se repara ni lo más mínimo en ese concepto. Me llegan al correo electrónico de parte de nuestros amigos asiáticos, pero también de fabricantes y distribuidores nacionales con productos mucho más elaborados, pero donde se pueden apreciar algunos errores de concepto.

Pero vamos a lo esencial ¿qué es lo que hace que una luminaria clásica tenga un FHS adecuado? Muchos dirán que es la óptica, entendiendo como óptica las placas de PCMA que cubren los LEDs SMD. Algo influye, pero no es lo principal, lo más significativo es su centro fotométrico. ¿Pero qué es el centro fotométrico? Es el punto en el espacio desde el que podemos considerar que se emite la luz. Las luminarias actuales son mucho más complejas que un punto de luz, lo que suelen tener es superficies luminosas, tanto en 2 dimensiones como en tres dimensiones. Para ubicar ese punto, o bien nos vamos al centro geométrico de la superficie luminosa como en el caso de un panel LED ordinario (2D), o al centro geométrico de todas las superficies luminosas (3D), en el caso de que las tenga. 

Pongo un fragmento de la EN-13032 que es la norma en la que se establecen las condiciones para hacer y presentar un ensayo fotométrico, concretamente la parte donde nos indica como deducir el centro fotométrico, lo cual es elemental a la hora de posicionar la luminaria correctamente en el goniofotómetro. Para quien no lo sepa, el goniofotómetro es el instrumento que utilizamos para obtener los ensayos fotométricos, y por supuesto obtener nuestros celebérrimos .ldt e .ies

Puede que haya quien se sorprenda al ver esto, al comprobar cómo el centro fotométrico varía en función de los materiales usados. Os pongo tres imágenes con sus centros fotométricos marcados, fijaos cómo incluso a veces el centro fotométrico resulta ser un punto en el espacio en el no hay NADA. 

Si pasamos esos conceptos a una luminaria clásica, como la fernandina en cuestión, sale a flote de que al margen del tipo de óptica que se escoja para poner frente a los LED, tendremos dos tipos de equipos. Unas que llevan cristal trasparente, o no llevan, y cuyo centro fotométrico se encuentra indicado en la luminaria de la izquierda, y una que lleve cristales esmerilados u opacos, lo llevará donde indica la imagen de la izquierda.

A estas alturas supongo que ya todo el mundo sabe por dónde voy, la cuestión es que una villa o fernandina que tengan cristales no transparentes, tendrán un centro fotométrico bajo, por debajo de los elementos metálicos. En el primer caso, la superficie luminosa es completamente horizontal, y mirando desde arriba, está oculta bajo la carcasa de la luminaria, pero en el segundo caso, las superficies luminosas pasan a ser verticales, pudiéndose ver desde arriba, y ese es el problema: que emiten luz hacia el cielo. Y esto ocurrirá independientemente de la óptica que les pongan a los módulos LED.

Aquí salta otra obviedad, que es que los gráficos polares que muchos proveedores dan, basados en las curvas del fabricante de las ópticas, no serían válidos. Los elementos esmerilados u opacos desviarán la luz, desvirtuando por completo la distribución fotométrica que se espera de una u otra óptica. El resultado final es que, al desviar parte de luz hacia el cielo, nos encontramos con una luminaria menos eficiente y más contaminante. 

La diferencia es dramática. No se trata de que la fotometría se modifique “un poco” si no que, al plasmarla gráficamente resulta francamente irreconocible. Os pongo como ejemplo 2 fotometrías de una villa: una con una típica óptica TIII sin cristales, y una con las mismas ópticas, pero con cristales esmerilados.

Las polares nos permiten ver donde están los centros fotométricos de cada luminaria. La luminaria de la derecha, que es la que tiene los cristales esmerilados, trasmite una importante cantidad de flujo luminoso más allá de la línea horizontal, indicativo de que tiene un elevado FHS.

A veces tenemos que desarrollar ojos de lince, porque es frecuente encontrarnos con situaciones en las que nuestro cliente necesita instalar ya, y tenemos que evaluar rápidamente si esas curvas polares que nos envía un proveedor se corresponden con la realidad.

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